Desde libros y cómics, hasta películas y series, la cultura siempre nos adentró en mundos donde máquinas sofisticadas e inteligentes conviven con los humanos, redefiniendo hábitos, costumbres e incluso estilos de vida. Ahora bien, ¿qué pasaría si estos escenarios dejaran de ser exclusivos de la ciencia ficción para comenzar a ser parte de nuestra realidad?
De hecho, los dispositivos que se adaptan a las necesidades de los usuarios, los electrodomésticos autónomos y conectados entre sí, y los sistemas con capacidad de análisis en tiempo real ya no son promesas futuristas: se presentan como las principales tendencias del mercado y marcan el horizonte de los hogares del futuro, diseñados para estar al servicio de las personas y resolver tareas en cuestión de segundos.
¿La clave detrás de esta transformación? La inteligencia artificial (IA). “Hay un largo camino por recorrer y todavía hay mucho futuro. La tecnología seguirá avanzando y el objetivo es llevar comodidad a los usuarios. En 20 años no tendremos la necesidad de hacer nada en nuestras casas, ni siquiera mover un dedo», disparó Bona Lee, vicepresidenta y directora del Grupo CX Insight de Samsung Electronics, en el marco de un Tech Seminar organizado por la compañía en Ciudad de México, del que participó LA NACION.
BeSpoke AI, la nueva línea de electrodomésticos de Samsung que incluye heladeras, lavasecarropas, aspiradoras y aires acondicionados potenciados e interconectados con IA, se dirige hacia aquella promesa, con el objetivo simplificar la vida doméstica de los usuarios.
Cada uno de los productos se conecta de manera inmediata a SmartThings, una aplicación compatible con más de 4400 dispositivos de más de 370 marcas, que permite controlar electrodomésticos desde el celular, tablet o televisor. Incluso es posible, por ejemplo, ajustar la temperatura de un aire acondicionado desde la heladera o monitorear en tiempo real en qué estadío se encuentra el ciclo de lavado de determinadas prendas dentro del lavasecarropas.
En una entrevista exclusiva con LA NACION, Lee destacó cómo la IA está revolucionando la forma en que nos vinculamos con la tecnología -incluso en nuestros hogares-, así como también sus desafíos, la importancia de proteger la privacidad de los datos de los usuarios y el rol de la regulación.
-Ya se habla de casas inteligentes, con dispositivos que conocen en profundidad a sus usuarios y se anticipan a sus decisiones. ¿Cuál será el próximo gran salto de la IA dentro de 20 años?
-Creo que todavía tenemos mucho camino por recorrer y hay mucho futuro por delante. Lo que buscamos es que las personas tengan una experiencia completa en sus casas y que no tengan que hacer nada. Esto es un escenario que cualquier persona puede imaginar, pero para lograrlo es necesario integrar una tecnología que pueda comprendernos, que sepa identificar quiénes somos, que entienda el significado de lo que le decimos y que prediga lo que vamos a hacer. Si bien ya estamos implementando estas tecnologías, creo que pueden mejorar y van a ir mejorando poco a poco. En 20 años, no tendremos que hacer nada en nuestras casas, ni siquiera mover un dedo.
-¿Qué desafíos éticos y de privacidad considera más relevantes a medida que la IA avanza sobre la vida cotidiana? ¿Cómo hay que afrontar estos desafíos?
-En los productos de Samsung, hay información que se envía a la nube y otra que queda almacenada en el electrodoméstico. En el caso de los datos que van a la nube, se manda de manera anónima y no se sabe de quién es. Por otro lado, cuando hay información sensible, como las que vienen de las cámaras de las heladeras, eso queda dentro del dispositivo. Desde hace diez años venimos desarrollando smartphones en donde se debe tener completa seguridad de los datos personales, y esa misma tecnología la aplicamos a los electrodomésticos.
-¿Qué rol juega la regulación en este sentido?
-Cuando pensamos estos productos, lo primero que tuvimos que hacer fue resolver el tema de la regulación. Para que todo pueda ser automatizado, hay cosas básicas que se tienen que cumplir. Esta regulación fue como una pared y tuvimos que hacer cambios, estar en constante comunicación con las autoridades y ponernos de acuerdo. Por ejemplo, cuando le pedimos al lavasecarropas que abra la puerta automáticamente, la regulación legal entendía que esto era hecho con un control remoto y no a través de una voz. Hay muros de regulación que tenemos que ir rompiendo poco a poco. También la tecnología se desarrolla muy rápido y la regulación está para evitar casos de peligro.
-¿Qué barreras quedan aún por derribar para lograr una democratización de la IA?
-Este tipo de tecnologías son costosas. Si bien las estamos integrando en nuestros dispositivos, también nos estamos esforzando para que estos productos lleguen a más usuarios. Por ejemplo, para las heladeras teníamos pantallas de 32 pulgadas, y este año lanzamos heladeras con pantallas de 9 pulgadas. Con el tiempo, creo que la tecnología va a ser más accesible para las personas. También está la cuestión educativa, pero lo que buscamos no es fabricar productos que necesiten de educación, sino que todo se realice de manera autónoma y automática.