¿Es seguro que un gato con leucemia conviva con otros gatos?

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Cuidar de los gatos es una responsabilidad enorme, y lo es aún más cuando compartimos nuestro hogar con varios de ellos. En este sentido, la convivencia entre gatos implica garantizar, además de su bienestar emocional, su salud física. Prevenir enfermedades, controlar contagios y crear un entorno seguro son pilares fundamentales para que todos los integrantes felinos de la familia vivan plenamente.

Entre las enfermedades comunes que pueden afectar a los gatos, algunas de las más conocidas son las infecciones respiratorias, la inmunodeficiencia felina (FIV) y la leucemia felina (FeLV). Esta última merece una atención especial, no solo por su gravedad, sino también por su capacidad de transmisión entre compañeros de casa.

La leucemia felina es una enfermedad viral causada por un retrovirus que compromete el sistema inmunológico de los gatos. Al debilitar sus defensas naturales, el virus los vuelve más vulnerables a infecciones, enfermedades crónicas e incluso ciertos tipos de cáncer, como el linfoma. Entender cómo actúa el virus es clave para dimensionar su impacto en la salud de nuestros felinos.

La leucemia felina no impide que un gato disfrute de una buena calidad de vida si recibe los cuidados adecuados y un entorno seguro

Los síntomas que provoca el FeLV pueden ser variados y afectar gravemente la calidad de vida del animal. Pérdida de peso, infecciones recurrentes, anemia, encías pálidas, fiebre persistente, debilidad generalizada y problemas respiratorios son algunas de las manifestaciones más comunes. En muchos casos, lamentablemente, la enfermedad acorta la esperanza de vida de los gatos infectados.

Más allá de sus efectos, la leucemia felina también preocupa por su alta frecuencia. Por ejemplo, según el College of Veterinary Medicine, se estima que entre el 2% y el 3% de los gatos domésticos en Estados Unidos son portadores del virus. Sin embargo, en comunidades de gatos callejeros o no vacunados, el porcentaje puede aumentar considerablemente al alcanzar al 13% o más. Dicha prevalencia refuerza la importancia de la prevención y la detección temprana.

¿Cómo se transmite la leucemia felina?

El FeLV se propaga principalmente a través de la saliva, lo que significa que compartir platos de comida, agua, o incluso acicalarse mutuamente, puede favorecer el contagio. También es posible la transmisión mediante orina, heces, sangre y de madre a cría durante el embarazo o la lactancia. Afortunadamente, el virus no sobrevive mucho tiempo fuera del cuerpo, por lo que para que haya infección se requiere contacto directo y sostenido entre los gatos.

La leucemia felina se transmite principalmente por saliva, sangre u orina, por lo que el contacto directo y prolongado entre gatos es el principal factor de riesgo

Cuando un gato es diagnosticado con FeLV, su cuidado diario debe adaptarse para protegerlo de infecciones secundarias y mejorar su calidad de vida. Aunque la ciencia probó diferentes tratamientos sanguíneos, no existe cura para la leucemia felina. Los gatos con una forma progresiva del virus deben convivir con la enfermedad toda su vida.

Aproximadamente el 70 % de los gatos que contraen leucemia felina pueden combatir el virus y las infecciones secundarias con cuidados continuos. Por ello, los gatos infectados no necesitan ser sacrificados, según indica el medio especializado Catster. Visitas veterinarias más frecuentes, una dieta de alta calidad, un entorno libre de estrés y la permanencia dentro del hogar para evitar nuevos contagios son parte fundamental de las medidas que deben tomarse.

¿Un gato con leucemia puede convivir con otros gatos?

Ante este escenario, surge la duda inevitable de si un gato con FeLV puede compartir su vida con otros gatos. Afortunadamente, existe una vacuna que previene su contagio, pero lamentablemente no es efectiva en el 100 % de los felinos, por lo que el riesgo de infección es alto. Entonces, si bien depende del dueño del animal infectado, si desea o no arriesgar a otros a contraer el virus, la recomendación del sitio Catster es que deben estar separados.

Aunque no existe una cura definitiva para la leucemia felina, muchos gatos pueden convivir con el virus durante años si reciben atención médica y protección constante

Ahora bien, si la convivencia entre gatos positivos y negativos es inevitable o decidida tras evaluar los riesgos, es fundamental establecer ciertos protocolos para minimizar la posibilidad de transmisión.

  • Vacunación: aplicar la vacuna contra FeLV en todos los gatos sanos antes de permitir el contacto.
  • Testeo previo: confirmar mediante análisis sanguíneo que los gatos sanos no estén infectados.
  • Separación de ambientes: disponer comederos, bebederos, bandejas sanitarias y camas diferentes para cada grupo.
  • Higiene extrema: limpiar y desinfectar regularmente los elementos de uso común.
  • Supervisión del contacto: reducir las interacciones que impliquen intercambio de saliva, como el acicalamiento mutuo o las peleas.
  • Controles veterinarios periódicos: realizar chequeos de salud frecuentes en los gatos sanos para detectar cualquier posible infección tempranamente.
  • Ambientes libres de estrés: mantener un entorno tranquilo para fortalecer el sistema inmunológico de todos los gatos.

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