El día que el papa Francisco fue viral como avanzada de una revolución tecnológica

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La foto comenzó a circular por redes sociales en los últimos días de marzo de 2023: allí se lo veía al papa Francisco caminando por la calle enfundado en una blanquísima campera acolchada tipo puffer, con un crucifijo colgando por afuera; en otra versión de la misma imagen, la campera seguía siendo blanca, pero ahora llevaba el logo de la AFA con las tres estrellas mundiales. También aparecía, en otra imagen, con una vestimenta pontificia pero zapatillas de cuero.

La imagen del Papa con una enorme campera fue generada por Inteligencia Artificial

La imagen se hizo rápidamente viral: ¿qué hacía el papa Francisco vestido así? ¿Dónde estaba? ¿Cómo habían conseguido esa imagen tan natural de él caminando por la calle y no, inevitablemente desde su elección como papa de la Iglesia católica hace doce años, rodeado de una multitud?

La verdad detrás dde la foto del Papa con un camperón

La respuesta hoy, cuando jugamos con las fotos tipo Estudio Ghibli como algo trivial, nos parece sencilla: era todo obra de la inteligencia artificial; en particular, de una herramienta llamada Midjourney, que por entonces estaba mostrando la ductilidad de la inteligencia artificial generativa para crear imágenes de altísimo realismo. Para tener una referencia: ChatGPT había debutado cinco meses antes, en noviembre de 2022.

La imagen era una creación del usuario @antifallen en Instagram; aclaraba desde el primer momento que era una fotografía inventada, un mensaje que se perdió cuando la foto comenzó a circular en otras cuentas sin la mención original.

El propio papa Francisco se había referido a la IA generativa, por entonces un fenómeno reciente, a principios de 2023: durante una audiencia del encuentro Ética de la IA en Villa Pía, señaló: “la inteligencia artificial está cada vez más presente en todos los aspectos de la vida cotidiana, tanto personal como social. Y, además, afecta a la forma en la que entendemos el mundo y a nosotros mismos”.

Y puntualizó: “Se puede tomar el ejemplo de las solicitudes de asilo. No es aceptable que la decisión sobre la vida y el destino de un ser humano se confíe en un algoritmo. La profundidad y la aceleración de las transformaciones de la era digital plantean problemas inesperados, que imponen nuevas condiciones al ethos individual y colectivo”.

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