La campaña domina cada paso del Gobierno: el papel de Milei, la apuesta bonaerense y la movida financiera

0
4

Javier Milei, junto a Luis Caputo y su hermana Karina. Economía y campaña

Con dos pinceladas fuertes, el Gobierno terminó de reproducir el cuadro político tradicional de cualquier oficialismo frente a los desafíos electorales: la campaña domina cada paso de la gestión, empezando por la economía, y expone en primera línea al Presidente. El acto inaugural para la batalla bonaerense, parada previa y determinante en la ruta de octubre, confirmó la letra básica del discurso -polarizar con el kirchnerismo- y el papel central de Javier Milei. Casi al mismo tiempo y de mayor lectura como síntoma, fue difundida una nueva andanada de medidas para contener el dólar y su efecto real o por contagio en los precios.

En rigor, resultó pardójica la semana económica, al menos en la evaluación de consultores y en el circuito empresarial, si se toman en cuenta el dato del IPC y las últimas disposiciones del Banco Central. Fue calificado como un registro positivo el 1,9% de inflación de julio: destacan que a pesar de la nueva y leve alza respecto de junio y mayo, el componente núcleo se mantuvo contenido (1,5%). En paralelo, asomó claramente la inquietud por las resoluciones que fueron anunciadas, a la carrera, como reacción frente al escaso resultado de la licitación de papeles de la deuda realizada el miércoles último.

Ese capítulo económico viene acompañado además por versiones que circulan en medios financieros y políticos. Todo empezó con la orden de desarmar el enorme paquete de las LEFI, hace poco más de un mes. Más allá del señalamiento como origen de esta última etapa de “volatilidad”, el punto es que se habría tratado de una decisión con sello de Olivos antes que de Economía. No se trata, por supuesto, de algo a contramano de la lógica de poder, sino del modo en que trascendió, tema que en cualquier caso -como hecho real o creencia difundida- alimentó el circuito inquietante de los mercados.

El dato de fondo, en todo caso, es la necesidad de mantener controlada la inflación. El precio del dólar ocupa el primer renglón de las decisiones. No extraña entonces lo que haga Economía y, subordinado, el Central. Lo último: subir los encajes bancarios por segunda vez en menos de un mes, presionar con el control -de hecho, los informes exigidos pasan a ser diarios- aumentar las multas y forzar la participación en otra licitación, el lunes, fuera de agenda.

De arrastre vienen además las intervenciones en el dólar futuro y, cada vez más preocupante, la escalada de tasas. Algunos consultores económicos, en general con los cuidados del caso, advierten que ese conjunto expone un elevado costo para sostener el “equilibrio” en términos económicos. La política extiende el interrogante al plano social; más precisamente y aún desde la óptica oficialista, el tema sería cuánto impacta en los niveles de confianza y evaluación de la gestión, ya en proceso electoral.

El oficialismo despliega un mensaje difícil en el arranque de campaña, porque necesita desactivar inquietudes, mostrar fortaleza -no sólo en el terreno financiero-, y a la vez insistir con un estado potencial de fragilidad de la economía frente a lo que llama “riesgo kuka”, algo que amplía a la oposición en general, al calificar cualquier revés legislativo como un atentado contra el equilibrio fiscal. Ese recurso del temor expresa, en versión violeta, otro clásico político para reclamar votos en la elección de medio término.

Acto de lanzamiento de campaña de LLA. El kirchnerismo, en la mira

Milei expone así una estrategia elemental -con antecedentes efectivos en otros gobiernos-, que en el caso bonaerense resulta más compleja. La pelea que viene en la provincia facilita le elección de un único oponente, el kirchnerismo, para polarizar. Pero ese objetivo, a explotar pensando en octubre, tiene un paso previo: darle sentido excluyente de castigo al gobierno de Axel Kicillof, es decir, actuar como si se tratara de una disputa con listas únicas para tota la provincia cuando, en realidad, la competencia es con listas en cada una de las ocho secciones electorales. Un terreno donde juegan también su capital los intendentes.

El discurso estaba claro antes de que Milei subiera al escenario de La Plata. El Presidente desplegó un mensaje de confrontación dura y excluyente con el kirchnerismo, mientras los militantes coreaban insultos. Avanzó en esa línea y finalmente dejó de lado el autocompromiso de moderación: “termos” y “cabezas de pulpos” fueron algunas de las descargas.

Pero el tema del discurso no se agota en el grado de beligerancia presidencial, que por momentos parece perder efectividad o, al menos, provoca menos repercusión. Ese punto, sin plantearlo expresamente, fue abordado en la cena que mantuvo Milei con legisladores fieles hace una semana, en Olivos. Allí, según trascendió, hubo una especie de exhortación a que diputados más o menos destacados se muestren activos en la batalla del discurso con la oposición y frente a las críticas en general. En otras palabras, y también como en otros tiempos, salir a dar la pelea pública.

El grueso de las encuestas sigue arrimando a Olivos datos favorables y también señales preocupantes. En líneas generales, muestran la persistencia de un fuerte deterioro en la calificación de exponentes de la oposición, en un cuadro de fragmentación exhibido también en la oferta electoral. Milei, que sigue mejor posicionado, no escapa al proceso de desgaste y, en esta coyuntura, la mayoría de los sondeos lo anotan con mayor imagen negativa que positiva.

Las encuestas más elaboradas, o al menos los informes más amplios y no sólo los fragmentos difundidos, van más allá de la cuestión puramente electoral. Conviene no interpretar linealmente los números, porque conviven, por ejemplo, datos positivos para el Gobierno en cuanto a la inflación y a la vez malestar o descripción negativa sobre la situación personal en materia económica. Del mismo modo, es registrado cierto crédito al ajuste pero al mismo tiempo rechazo a los vetos en rubros sensibles como jubilación o discapacidad.

Esa última pelea, la de los vetos, tendría su definición en Diputados, el miércoles, si la oposición corona con quórum y mayoría el pedido de sesión formalizado en el arranque del fin de semana. Se verá si Olivos avanza seriamente en la negociación con gobernadores, como acaba de insinuar para interrumpir la cadena de derrotas legislativas. Todo es campaña.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí