CÓRDOBA.— Doña Jovita es la caracterización de una viejita de Traslasierra que hace el cordobés José Luis Serrano. Siempre llena de historias y anécdotas, una de sus presentaciones es una semblanza de cómo sería hoy Gabriel Brochero, el cura gaucho, consagrado santo por el papa Francisco.
En su momento, ese video se viralizó y le llegó al Sumo Pontífice, quien en febrero de 2022 se comunicó con Serrano para agradecerle por su trabajo.
“Se nos ha ido el hermanito Francisco”, dijo hoy Serrano LA NACION.
En aquel relato, Doña Jovita cuenta que Brochero combatiría “el poder que desvaría”, que estaría “chocho al ver que hay gente con esperanza” y que “no dejaría ganarse por los vientos de amargura y, aunque no anduviera en mula, manejaría internet”.
Ese perfil empezó a circular por las redes sociales y por esa vía le llegó oportunamente al papa Francisco.
“Gracias por lo que hace”, comienza diciendo el audio que Jorge Bergoglio le envió a Serrano ese verano. Allí le contó que acababa “de ver y escuchar” su “reflexión” sobre Brochero. “Cuánto sentido común y cuánto amor hay en eso. Gracias por mantener el sentido del humor, que lo necesitamos todos”, agregó.
El Papa mencionó la “sabiduría” que Doña Jovita “le pone a las cosas”. El mensaje termina con la frase que Francisco siempre repetía: “Rezo por usted, pero por favor le pido que rece por mí. Que Dios lo bendiga”.
Jovita cumplió 35 años de existencia. Serrano, su creador, es nacido en Villa Dolores, Traslasierra, y el personaje captura la idiosincrasia de esa zona de Córdoba. Con frases ingeniosas y picardía, siempre repasa su vida y también la actualidad.
Serrano recordó ante LA NACION que el día que Francisco lo llamó él iba a un festival en Villa del Dique, paró en una estación de servicio y ahí encontró el audio del Papa, junto con otro de otra persona que le explicaba que Bergoglio recién había visto el video. Hoy lo despertó la noticia de la muerte, porque se la enviaron unas primas españolas en la madrugada.
“Esa bendición, esa llamada hizo que estuviera más atento a lo que escribo. Si había tenido esa trascendencia, era importante. Entonces, estoy más atento», afirmó.
En 2022, el relato de Brochero había sido desarrollado “por la herida abierta que estamos sufriendo y sobre qué haría Brochero ahora. Toda mi familia hablaba mucho de Brochero mucho antes de que fuera beato y santo. Ya en los 40 se lo llamaba santo, así aparece en un libro de antropología cultural del 46″.
El texto de la reseña es de Serrano; los dibujos, de Carlos Montefusco, y la música, de Roberto Carande.
Serrano dice que él mismo “brochereaba” hace muchos años cuando estudiaba en la universidad, cuando Carlos Di Fulvio le enviaba los primeros borradores de la Cantata Brocheriana. “Era un cura lleno de humor y coraje; con la formación que tenía podría haberse ido al Vaticano y decidió quedarse acá, en las sierras”, agrega.
Elogios de Francisco
En 2012, el Vaticano certificó la intercesión de Brochero en un milagro que ocurrió en 2000: Nicolás Flores tenía 11 meses cuando su familia protagonizó un accidente de auto y él sufrió un traumatismo craneoencefálico muy grave; perdió masa ósea y masa encefálica, y tuvo varios paros cardiorrespiratorios. Al verlo en ese estado, su padre pensó que se moría y empezó a pedirle a Brochero por su vida. A los 15 minutos, apareció por la ruta de casualidad un bombero que frenó para ayudarlos. Nicolás sobrevivió y la Iglesia validó el milagro.
El segundo milagro, que lo convirtió a Brochero en el primer santo argentino, fue por la recuperación de Camila Brusotti, que después de recibir en 2013 una golpiza de su madre y su padrastro a los 8 años, sufrió un infarto masivo. Aunque los médicos no le dieron esperanzas, vive y está bien.
El papa Francisco siempre elogió al cura que nunca dejó de “hacer lío” y que “tenía olor a ovejas”. Solía comentar que a Brochero no le faltaban “malas palabras” con las que creía llegar más directamente a la gente, ni tampoco “malas compañías”.