La tenista que costea su carrera con el modelaje contó su historia tras el salto a la fama en Wimbledon: “Se meten conmigo por ser modelo”

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Carson Branstine, trabaja como modelo para costea su carrera deportiva, relató los ataques que recibe en redes

Carson Branstine, tenista norteamericana de 24 años, vivió una experiencia única en el circuito profesional: alternando entre partidos en el césped de Wimbledon y sesiones de fotografía para marcas de renombre. Su historia, sin embargo, está marcada por la lucha fuera de la pista contra el acoso en redes sociales, originado en gran parte por su faceta como modelo.

Branstine irrumpió este año en el cuadro principal de Wimbledon, tras clasificarse desde la fase previa como número 197 del ranking WTA. Superó a la francesa Lois Boisson, una de las semifinalistas de Roland Garros, y venció a la ex campeona del US Open, Bianca Andreescu, quienes en el pasado fueron compañeras de dobles junior y conquistaron juntas el Open de Australia 2017.

Su aparición en la hierba londinense la colocó en el radar mundial como una de las sorpresas del torneo. En la primera ronda del cuadro principal, se midió ante Aryna Sabalenka, la cabeza de serie número uno, y aunque cayó 6-1 y 7-5, mostró temple ante una rival de élite y dejó una impresión positiva en la grada.

Sin embargo, a la par de sus progresos deportivos, Branstine atraviesa situaciones complejas fuera de la cancha. La atleta ha compartido públicamente los episodios de acoso que recibe por su aspecto físico y por desarrollarse también como modelo profesional. Desde mensajes directos hasta comentarios en diferentes redes sociales, Branstine es blanco de trolls que critican desde sus facciones hasta su trabajo en la moda.

Ella misma detalló en diálogo con el medio británico The Sun: “A la gente le gusta opinar sobre cosas cuando en realidad no saben nada, pero no me molesta… Los comentarios de odio más comunes se meten conmigo por ser modelo, así que es como decir: ‘Gracias, chicos, no están diciendo nada que yo no sepa’”.

La modelo disputó el torneo londinense y fue la sorpresa del cuadro principal

El acoso trasciende la crítica superficial y, en ocasiones, se vuelve personal. Branstine relató: “Me llaman alien. He visto comentarios, me han enviado mensajes directos y cosas en diferentes artículos, Twitter, Instagram o donde sea, diciendo: ‘Oh, tus ojos se ven muy separados’ y ‘eres un extraterrestre’. Yo digo: ‘Ese es literalmente el punto. Gracias. Me considero extraterrestre todo el tiempo’”. La tenista asume estos ataques con una mezcla de ironía y fortaleza, y transforma los insultos en una reivindicación de sus diferencias: “Soy un alien. Lo digo todo el tiempo. Así que es como, vale, una confirmación, o la gente dice: ‘Oh, pareces un hombre o pareces un niño y tienes rasgos masculinos’. Yo contesto que ese también es el punto. Eso se cotiza en la industria de la moda. Así que les digo, gracias por confirmar que Wilhelmina (también trabaja con la agencia The Outfit) tomó una gran decisión al contratarme, porque es genial. Estoy totalmente de acuerdo”.

El modelaje ha sido clave para Branstine, no solo como vía de expresión creativa sino como respaldo económico para competir: “Me fascina estar frente a una cámara durante una sesión de fotos. Es divertido, me encanta la moda. Ha sido una de las razones por las que he podido costearme algunos viajes. No quise pedirle nada a mis padres, quería que todo viniera de mí y de mi tenis”.

Con contratos en agencias como Wilhelmina y The Outfit y trabajos para marcas como Zara y Lululemon, Branstine ha logrado mantener a flote su carrera mientras intenta consolidarse entre las mejores tenistas del mundo. Según detalló la WTA, la jugadora que representa a Canadá –ubicada ahora en el puesto 178° del ranking– acumuló poco más de 213 mil dólares en su trayectoria profesional, y 128 mil de esas ganancias las logró en esta temporada 2025.

Branstine cayó ante Sabalenka en Londres (Foto: Reuters/Andrew Couldridge)

La doble vida entre la moda y el tenis, dos entornos profundamente mediáticos y exigentes, plantea desafíos propios. “Extrañamente, el modelaje y el tenis tienen muchas similitudes, muchas veces eres un objeto, y la gente no siempre se da cuenta de que también eres una persona”. Branstine admitió que durante mucho tiempo el modelaje fue solo una pequeña parte de su vida: “Diría que soy 90 por ciento tenista y 10 por ciento modelo, pero hay que elegir las batallas”. Tampoco endulza su experiencia en la moda: “No diría que el modelaje es una actividad sin estrés como pasatiempo, pero me gusta. Creo que siempre necesito algo un poco estresante. Así soy”.

La presión no solamente proviene de las redes. Las interrupciones físicas y las dificultades económicas la llevaron incluso a considerar abandonar el deporte profesional. “Casi dejo el tenis este año”, reconoció recientemente en la entrevista con el medio británico.

Sin embargo, su carácter la mantiene firme. El alivio por lograr sus primeras victorias en Wimbledon y el reconocimiento de sus pares la animan a seguir. Tras su partido contra Sabalenka en la Cancha 1, lo relató así: “Cuando lo conseguí, fue un alivio absoluto. Pensé: ‘Oh, gracias a Dios’. Y quería que todos sintieran lo mismo que yo. Me gusta mucho conectar con el público. Así que me alegra que haya emocionado a todos. Fue un momento muy especial”. De Sabalenka, agregó: “Me cae bien como persona. Es una chica estupenda, una jugadora increíble. Siento que podría ser amiga suya. Quizás lo sea con el tiempo”.

Branstine ganó menos de 300 mil dólares en su carrera deportiva hasta el momento según la WTA (Foto: Reuters/Andrew Couldridge)

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