Simón Bodnar, futbolista de las divisiones inferiores de Independiente, protagonizó una historia poco común: fue citado a la selección Sub 17 de Hungría luego de que lo descubrieran a través del videojuego Football Manager. La noticia sorprendió tanto al club como al propio jugador, que acaba de firmar su primer contrato profesional con la institución de Avellaneda hasta el 31 de diciembre de 2027.
Nacido en la Ciudad de Buenos Aires el 22 de agosto de 2007, Bodnar llegó a Independiente con apenas siete años y recorrió todo el trayecto de infantiles, inferiores y hoy integra el plantel de Reserva, donde se desempeña como delantero de área. Su polivalencia le permite moverse por ambas bandas, aprovechando su habilidad para perfilarse hacia ambos lados, sumada a su 1,85 metros de altura y potencia física.
El club le hizo firmar su primer contrato antes de que viajara a Hungría para entrenar con las juveniles de ese país: “Siguiendo con la línea institucional de cuidar el patrimonio, Simón Bodnar arregló su primer vínculo contractual con el Club Atlético Independiente hasta el 31 de diciembre de 2027. Por el presente y el futuro. Fue convocado por la Sub 17 de Hungría para entrenarse una semana con vistas a los torneos europeos de la categoría. Felicitaciones, Simi…”.
La historia de su convocatoria a la Sub 17 europea comenzó a gestarse lejos de los campos de juego: “Me encontraron a través de un jueguito que ni siquiera yo sabía que estaba. Resulta que es un juego que se juega en todo el mundo y casualmente un húngaro lo estaba usando, vio mi apellido, que es bien húngaro, y le llamó la atención”, relató el propio Bodnar al programa partidario Campanas del Infierno. El fanático extranjero lo contactó por Instagram y, tras su respuesta, derivó los datos al videoanalista de la selección juvenil de Hungría.
El videojuego en cuestión es Football Manager, famoso por su minuciosidad para recrear bases de datos con jóvenes talentos reales. Convocado tras iniciar el trámite de la doble ciudadanía por su abuelo nacido en Hungría, Bodnar viajó a Budapest para una semana de entrenamientos con la Sub 17. “Me sorprendió el juego allá: juegan muy asociado, mucho en equipo y muy rápido. Tal vez les falta la intensidad tras la recuperación, pero es un juego más técnico que físico. Me atrajo ese estilo”, comparó el atacante, que ya tuvo entrenamientos ocasionales con la Primera de Independiente.
Sobre su experiencia fuera de la cancha, destacó la cordialidad, aunque el idioma representó un desafío: “Intenté siempre comunicarme en inglés, que allá la mayoría habla. Mi inglés no es el mejor, pero me ayudó bastante. El técnico hablaba español, eso facilitó mucho las cosas”.
El entrenador de la Sub 17 húngara lo invitó a volver en el verano europeo para participar en amistosos. Mientras tanto, su objetivo inmediato sigue siendo integrarse al plantel principal de Independiente, pero no descarta sumar experiencias internacionales: “Estas cosas me están pasando y las disfruto, aunque mi deseo sigue firme: debutar en la Primera”.
Simón Bodnar, con un origen y proyección atípicos, se convirtió en el “descubrimiento” europeo del fútbol argentino, gracias a una fusión tan inesperada como moderna entre la pasión por el fútbol y la tecnología. Hijo de dos guardavidas, desembarcó en las inferiores del Rojo de niño tras iniciar su carrera en el Club Cultural de Tapiales: “Mi mamá grababa muchos videos que publicaba, me llamaron de varios clubes, y como yo soy de Independiente por mi papá, decidí venir acá. Desde que nací soy de Independiente”, había relatado tiempo atrás al medio Infierno Rojo. Ya entrenó durante tres días con el combinado húngaro aunque hay que tener en cuenta que eso no limitaría una futura convocatoria a la selección argentina tras el cambio de reglamentación que realizó la FIFA años atrás.
Para que un jugador quede bloqueado definitivamente para jugar en una selección mayor, debe jugar “un máximo de tres partidos internacionales «A» de cualquier disciplina futbolística con su federación actual», según consignó la FIFA en septiembre del 2020. Un ejemplo claro reciente es el de Alejandro Garnacho, el delantero del Manchester United que nació en España pero por sus raíces argentinas se unió al plantel de Lionel Scaloni y quedó vinculado a la Albiceleste definitivamente tras sumar minutos en los amistosos contra Indonesia y Australia, para luego sumar su tercer evento ante Bolivia por Eliminatorias.