Con apenas cinco temporadas en su haber, Breaking Bad alcanzó el podio al que solo aspiraron un puñado de series en la denominada nueva edad de Oro de la televisión. Esa etapa que comenzó con Los Soprano y que continuó con The Wire y Mad Men, para muchos culminó con Breaking Bad . Pero hasta lograr ese reconocimiento, Vince Gilligan, el padre de la criatura, debió enfrentarse al escepticismo y a la desconfianza de los responsables de las principales cadenas de televisión.
El muñeco de nieve
Durante los años 90, Vince Gilligan era parte del equipo de guionistas de Los expedientes secretos X. En uno de los episodios que escribió, titulado “Drive”, Mulder (David Duchovny) y Scully (Gillian Anderson) entraban en contacto con un supremacista blanco, atrapado frente a la amenaza de que su cabeza pudiera explotar. Ese personaje era interpretado por Bryan Cranston, un actor vinculado a la comedia, pero que en esa serie lograba un convincente rol dramático. Y Gilligan quedó tan sorprendido por ese trabajo, que consideró que ese era el intérprete ideal para la nueva historia que estaba escribiendo.
La base para Breaking Bad llegó a través del clásico navideño Frosty The Snowman. La idea de un personaje cuya esencia simbólica surgía cuando se ponía su gorro, disparó en Gilligan la premisa sobre cómo un apagado profesor de química, se colocaba un sombrero para darle rienda suelta a Heisenberg, el maquiavélico fabricante de metanfetamina. A partir de esa base y del film Vivir de Akira Kurosawa (sobre un hombre con un diagnóstico terminal que evalúa qué hacer con el tiempo de vida que le queda), Gilligan trazó los lineamientos generales de su propuesta. En sus propias palabras, el guionista quería contar la saga de una persona que empezaba siendo muy amigable, hasta “que se transformaba en Scarface”.
Con un guion bajo el brazo, a mediados de 2005 Gilligan comenzó el difícil peregrinaje por los principales canales de televisión, pero ni siquiera las señales más audaces se interesaban por la fábula de zar de la metanfetamina, una droga asociada a esos ambientes sórdidos que la televisión de los Estados Unidos, rara vez quiere mostrar. HBO no mostró ningún tipo de interés en la propuesta, con TNT sucedió lo mismo, y FX prefirió apostar por una serie con Courteney Cox que hoy nadie recuerda. Hasta que finalmente apareció AMC y le dio luz verde al proyecto. El único problema era que ellos no querían en el protagónico a Bryan Cranston, el actor elegido por Gilligan para componer a Walter White.
Lejos de la comedia
La popularidad de Cranston había crecido a través de sus apariciones en comedias como Seinfeld, How I Met Your Mother, y especialmente Malcolm in the Middle, en donde componía a un caricaturesco padre de familia. Y si bien Gilligan quería sí o sí a Bryan, no tuvo más remedio que aceptar las imposiciones de AMC. De este modo, la señal intentó contratar para el rol central a Matthew Broderick, pero él se negó. Sin más opciones en el horizonte y presionados por el paso de los días, finalmente la producción le ofreció a Cranston componer a Walter White, y a su alter ego, Heisenberg (un nombre con el que Gilligan homenajeó al físico Werner Heisenberg).
Con respecto a Jesse Pinkman, el actor Penn Badgley estuvo a un paso de quedarse con el papel hasta que apareció el carismático Aaron Paul, que fue la elección final de Gilligan. Originalmente, Pinkman iba a morir en el noveno episodio, pero sorprendido por la interpretación de Paul, el creador de la serie decidió que Pinkman tuviera una intervención mucho mayor, convirtiéndolo en el coprotagonista de Breaking Bad. Otro de los cambios importantes de la primera temporada fue mostrar la evolución de White a Heisenberg. A pesar de que Gilligan quería que el año inicial culminara con Walter White entregado a la maldad de ser Heisenberg, el guionista consideró que esa transformación debía ser aún más paulatina y la postergó hasta temporadas más avanzadas. Y de esa manera surge una segunda explicación con respecto al uso del característico gorro.
Si bien algunas fuentes indican que el gorro tuvo que ver con el ya mencionado relato Frosty the Snowman, otra versión apunta a que fue el propio Cranston, quien cansado de pasar frío debido a su cabeza afeitada, tuvo la idea del gorro. Inicialmente, a Gilligan eso no le gustó, porque Pinkman también usaba gorras, pero cuando vio a Bryan con sombrero, terminó por convencerse de que ese era el look ideal para Heisenberg.
Anna Gunn, en la piel de Skyler, fue otra de las incorporaciones más importantes de la ficción, aunque su personaje fue muy resistido por los fans. La propia actriz llegó a escribir un artículo titulado “Tengo un problema de personaje”, en el que detalló que muchos espectadores odiaban a las mujeres televisivas de personalidad marcada y comparaba a Skyler con Carmela Soprano y Betty Draper, otras dos icónicas esposas de ficción.
Un éxito de Albuquerque
Emitida entre 2008 y 2013, y compuesta por 62 episodios, Breaking Bad se convirtió en un verdadero furor. La crítica especializada y el público caían rendidos ante la salvaje historia de Walter White y los innumerables momentos monstruosos que atravesaba ese personaje. A lo largo de todas las temporadas, Gilligan cuidaba todos los detalles de su ficción y construía un universo que respiraba verdad. Y a pesar de que los espectadores confiaban en que la serie iba a durar muchos años, el propio guionista eligió terminarla en la quinta temporada, por temor a estirarla más de lo necesario y así, sacrificar la historia.
Uno de los muchos efectos colaterales del éxito fue el boom turístico que recibió Albuquerque, ciudad en la que transcurre la serie. Aunque Gilligan quería situar su relato en California, los incentivos en la quita de impuestos a los rodajes que hay en Albuquerque, terminaron por seducir a la producción para instalarse allí.
Al día de hoy, Breaking Bad es un éxito muy recordado y una serie que los espectadores ven una y otra vez. Entre Cranston y Paul quedó forjada una gran amistad que los llevó a asociarse para otros proyectos. Además, el prestigio de la ficción incluso dio pie a un largometraje y a un imperdible spin-off centrado en el inescrupuloso abogado Saul Goodman.
La figura de Heisenberg resultó tan popular, que no llamó demasiado la atención cuando durante la detención de una banda que elaboraba drogas sintéticas en Vicente López, uno de los criminales llevara una remera del personaje. Pero a fin de cuentas, y como decía Oscar Wilde, “la realidad imita al arte”.
Dónde verla
Breaking bad. Actualmente, las cinco temporadas están disponibles en Netflix.