Congelar el pan es una práctica habitual en muchos hogares, ideal para evitar desperdicios y tener siempre a mano una opción rápida para las comidas. Sin embargo, aunque parece una solución inofensiva, no es tan recomendada desde el punto de vista nutricional.
En este sentido, el endocrinólogo Francisco Rosero pateó el tablero y explicó recientemente en su cuenta de Instagram (@endocrinorosero) que congelar el pan no cambia su naturaleza como alimento ultraprocesado. Según el especialista, muchos tipos de pan, especialmente los industriales, contienen aditivos, conservantes, azúcares añadidos y grasas que afectan su perfil nutricional. El proceso de congelación, aunque preserva la textura y retrasa el deterioro, no elimina estos componentes.
De este modo, a pesar de que el pan congelado pueda parecer una opción más “segura” o “saludable” que uno fresco almacenado durante días, su composición es la misma. “El problema no es el estado del pan, sino su calidad nutricional de base”, señaló Rosero.
Ahora bien, más allá de mantener su apariencia, la congelación también tiene un efecto físico en el pan. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Oxford Brookes, durante el congelamiento y posterior descongelamiento se producen cambios en la estructura del almidón. Este fenómeno, conocido como retrogradación, genera una textura menos esponjosa y más endurecida.
Aunque desde un punto de vista culinario estos cambios pueden afectar la experiencia de consumo, desde lo nutricional no mejoran ni empeoran de manera significativa la calidad del pan. Por eso, congelarlo no transforma un alimento ultraprocesado en uno saludable.
Frente a esta realidad, surge la pregunta sobre qué alternativas existen para mejorar la calidad nutricional del pan que se consume a diario. Una de las recomendaciones más sostenidas por los especialistas es optar por panes artesanales, elaborados con masa madre, harinas integrales y sin aditivos. Este tipo de panes, aunque también pueden ser congelados para conservarse mejor, parten de ingredientes que benefician la salud metabólica.
Asimismo, elegir opciones de pan con mayor contenido de fibra, menor índice glucémico y sin azúcares añadidos ayuda a mantener niveles de glucosa estables y contribuye a una dieta más equilibrada.
¿Qué tener en cuenta al elegir un pan más saludable?
Sobre estas recomendaciones de salud, estos son algunos consejos para seleccionar mejores opciones:
- Revisar la lista de ingredientes: elegir productos con ingredientes reconocibles y sin aditivos artificiales reduce la exposición a compuestos que afectan la salud a largo plazo.
- Preferir panes de masa madre: su proceso de fermentación lenta favorece el equilibrio de la microbiota intestinal y puede ayudar a mejorar la respuesta glucémica.
- Elegir harinas integrales: aportan fibra, antioxidantes, vitaminas y minerales esenciales, lo que promueve una digestión saludable y prolonga la saciedad.
- Evitar azúcares añadidos: minimizar el consumo de azúcares ocultos contribuye a mantener estables los niveles de glucosa y previene picos energéticos seguidos de fatiga.
- Consultar el índice glucémico: optar por panes de bajo índice glucémico ayuda a controlar mejor el apetito y favorece la prevención de la resistencia a la insulina.