Insólito: una bandada de loros dejó sin luz a una ciudad de La Pampa y otra de Río Negro

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Una bandada de loros dejó sin luz a dos ciudades (Foto de archivo: Reuters/Agustín Marcarian)

No fue una tormenta, ni ningún otro factor climático. Mucho menos un incendio. Este jueves, las ciudades de 25 de Mayo (La Pampa) y Colonia Catriel (Río Negro), sufrieron un corte general de energía eléctrica por un insólito motivo (aunque no fue la primera vez). Una bandada de loros provocó la caída del servicio de la Estación Transformadora Divisaderos, que opera y mantiene la empresa pampeana APE (Administración Provincial de Energía).

Al llegar al lugar, el personal encargado de diagnosticar el problema y realizar las reparaciones correspondientes, notaron también que había también un aislador y un cable de media tensión dañados. El motivo del incidente fue poco común: “interferencia de aves”.

Fue alrededor de las 11 que estos loros saboteadores generaron el cortocircuito que dejó inutilizable parte de la red, provocando un corte general del suministro en toda la zona urbana, con sus consecuentes complicaciones para las vidas de los pobladores.

Los operarios demoraron poco más de dos horas en restablecer el servicio. Mientras trabajaban, recordaban que en diciembre del año pasado ocurrió una situación similar.

Los loros se posan uno al lado del otro sobre los cables (Foto de archivo)

El día 19 del último mes del 2024, una bandada de loros barranqueros se posó en una columna de transporte de energía eléctrica. Varios de ellos causaron un cortocircuito que hizo saltar las térmicas, por lo que se produjo un apagón en un sector de la zona urbana de 25 de Mayo, según recordó el medio local La Arena.

Convocados al lugar, los trabajadores de la cooperativa Coospu encontraron el desperfecto en la columna y, a sus pies, varias aves muertas a causa de la electrocución.

No es casual tampoco que ocurran este tipo de situaciones. Los loros, que a veces viajan en grandes bandadas, para descansar, se posan sobre los cables, uno al lado del otro, en largas filas de cableado paralelo. El peso generado por esa cantidad de aves hace que en determinadas ocasiones las fases se toquen, provocando un cortocircuito. Es por eso que algunas compañías de energía eléctrica suelen instalar separadores de las fases para prevenir este tipo de accidentes.

También pueden ocasionarse problemas cuando los loros anidan utilizando como soporte las columnas de transporte de energía. Cuando llueve, las ramas acumuladas en estas grandes construcciones se humedecen y las fases entran en contacto. En las empresas tienen claro que suele pasar, por lo que están atentos para quitar los nidos cuando los detectan.

Un pueblo bonaerense invadido por loros barranqueros

Hay un pueblo que sufre por demás con este tipo de animales. En el pueblo de Hilario Ascasubi, ubicado al sur de la provincia de Buenos Aires y a poco más de 170 km de Viedma, Río Negro, se habla de una relación de 15 loros barranqueros por vecino. Lo cierto es que para las autoridades municipales es “imposible contabilizarlos” y los científicos opinaban en julio del año pasado que podrían ser decenas de miles.

“Tenemos excrementos en la plaza, en los parques, en el jardín. Blancos están los pisos. Los loritos están comiéndose, literalmente, las instituciones”, le contó en aquel momento a Infobae María del Valle Otero, concejal de la localidad.

A 200 kilómetros de la localidad se encuentra el balneario El Cóndor, albergue del 71% de la población de loros barranqueros del mundo, es decir, la colonia más grande de esa especie y de cualquier tipo de loros. “En El Cóndor anidan 70 mil loros. No todos esos son los que están concentrados en Hilario Ascasubi, porque los loros se desplazan hacia todo el sur de PBA”, advirtió Natalia Cozzani, del Departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional del Sur (UNS).

En esa línea, hay estimaciones otoño-invierno de más de 20 mil loros que usan los dormideros en Parque de Mayo, Bahía Blanca. No existen cálculos de cuántos ejemplares llegan a Ascasubi y alrededores, pero “seguramente son varias decenas de miles”, señaló. Aunque son aves gregarias y bulliciosas, aclaró que no son una plaga ni un peligro para los pobladores, mientras estos no entren en contacto directo “queriendo atraparlos y manipularlos”.

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