Después de la lectura colectiva de Cometierra y otros libros cuestionados por su inclusión en el programa educativo Identidades bonaerenses de la provincia de Buenos Aires, que reunió el sábado pasado a más de cien autores y cerca de 400 asistentes en el teatro porteño Picadero, Dolores Reyes, la autora de la novela que quedó en el centro de la controversia, habló con LA NACION sobre las críticas por el contenido y, también, sobre el apoyo recibido.
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Desde el Premio Cervantes Sergio Ramírez y su compatriota Gioconda Belli hasta Irene Vallejo, Alejandro Zambra y Rosa Montero (entre más de 2400 escritores, editores, periodistas, traductores y libreros de Hispanoamérica) firmaron el comunicado “en defensa de los libros” que leyó el escritor Julián López en el cierre del acto. La asociación PEN Internacional también expresó su apoyo a los autores amenazados en redes sociales.
“Fue un desborde de solidaridad, fue muy emocionante recibir el apoyo de más de 120 escritores, con el teatro explotado de gente, más el bar de la sala y hasta la calle. Una locura que tanta gente se congregara por el amor a los libros, para decir basta a este intento de censura y hacer lo que no había hecho nadie hasta ese momento: ponerse a leer el libro. Tuvimos una lectura hermosa, con una energía luminosa: escritor tras escritor, más algunos actores y directores, leyeron fragmento tras fragmento de Cometierra para hacer lo que no se hace en las redes: leer antes de ponerse a hablar y difamar a una persona, un escritor y un libro”, dijo Reyes a este diario.
Dedicada “a la memoria de Melina Romero y Araceli Ramos. A las víctimas de femicidio, a sus sobrevivientes”, la primera novela de Reyes publicada por el sello Sigilo en 2019 fue traducida a quince idiomas y tendrá su versión audiovisual con formato de serie, filmada en México y dirigida por el cineasta, guionista y productor Daniel Burman. La historia está protagonizada por Aylín, una adolescente huérfana de una víctima de femicidio que tiene el don de resolver crímenes al comer tierra.
“Para mí, que Cometierra esté en una biblioteca es muy importante porque, no nos olvidemos que, según un estudio reciente de la UCA, en la Argentina, el 62,9% de los niños y adolescentes están por debajo de la línea de pobreza. No todo el mundo tiene acceso a un libro. ¿Y por qué no pueden tenerlo ellos? ¿Por qué no pueden tener el derecho de tener un libro en su biblioteca del barrio o de la escuela secundaria? Que lo disfruten, que lo lean. Yo recibo por día decenas de dibujos, cartas, videos de trabajos escolares, fotos de pizarrones con material de Cometierra que estuve compartiendo estos días por redes y que son muy emocionantes. Hacen un trabajo muy amoroso después de leer la novela. Para mí es muy importante porque sé que ellos se identifican con esos personajes porque viven en la misma realidad que les toca a ellos”.
Reyes, que nació en 1978, es maestra desde los 19 años. En la actualidad continúa con su rol docente. “Muchas historias que están en Cometierra tienen que ver con mi experiencia docente, con escuchar a los chicos. Creo que por eso les gusta tanto leer Cometierra, sienten que alguien los miró, los escuchó, muchas de sus realidades están adentro del libro, su forma de hablar, de relacionarse, de jugar. Cometierra y Miseria son dos chicas construidas a partir de años y años de compartir días enteros con niños y adolescentes adentro de las escuelas. Creo que ellos lo saben y por eso se identifican tanto con los personajes: ven sus problemas reflejados en la novela y también sus formas de hermandad, de enamoramiento, su música, sus espacios, sus sueños”.
Con la voz quebrada por la emoción, la escritora contó una anécdota que todavía la conmueve: “Una vez me pasó algo que fue muy fuerte. Me empezaron a llegar mensajes por redes replicando un mensaje de la mamá de Araceli Ramos que decía: ‘Si conocen a la escritora, díganle que muchas gracias. Yo no sabía que había un libro dedicado a la memoria de Ara’. Contó que se habían mudado a Capital, no habían resistido la tristeza en el barrio por el asesinato de Araceli. Y que una hermana de Araceli, en una clase del secundario, vio la dedicatoria al abrir el libro en la hora de literatura. Se emocionó mucho. Fue muy emocionante también para mí”.
Reyes resalta que la inclusión de su novela en las escuelas no es una novedad para ella. “Esto no es de ahora, con el programa Identidades bonaerenses. Desde que la novela salió en 2019, he ido a infinidad de colegios secundarios a participar de jornadas de lectura, muestras, talleres porque me invitan los docentes. Me escriben, incluso, un montón de alumnos. Cuando voy a ferias del libro en otras provincias aprovecho para ver lo que hicieron los alumnos con la novela: trabajos, videos, representaciones. Esto viene pasando hace cinco años, sin interrupciones. Y siempre fueron experiencias preciosas”.
Este año, empezó a recibir amenazas. “Espero que eso quede en el pasado –exclama-. Recibí una catarata de fotos en las que me insultaban de todas las formas posibles y terminaban con palabras como ‘balazo’ y frases intimidantes como ‘vas a ver cuándo te agarremos en el barrio, cuando te encuentre en el colectivo o en el subte’. También recibí amenazas de quemarme el libro, de quemarme a mí, pero sobre todo muchos insultos, incluso con fotos en las que estaba con mis hijos. Fue espantoso, no se lo deseo a nadie”.
¿Qué les diría a las madres y los padres que se quejaron por el tono y el lenguaje de la novela? “Les digo que yo también soy madre y uno se preocupa muchísimo por sus hijos, por la educación. Creo que hay que acompañarlos. Sentarse con ellos a leer sin asustarse. Para que se queden tranquilos, que lo lean primero y después vean qué hacer. La literatura es una parte súper importante de la escuela secundaria, algo que queda para toda la vida, una experiencia que va mucho más allá de la duración de la escuela. Así que acompañen en este camino. A las ferias y presentaciones vienen muchísimas madres que me dicen que leyeron el libro porque las hijas las ‘obligaron”’. No se asusten, acompañen y lean”.