
El tenis argentino es, en muchos sentidos, la expresión de un milagro: un semillero que continúa floreciendo pese a la notoria desigualdad de recursos frente a las federaciones más poderosas del mundo. Es cierto que en la última década no emergieron figuras del calibre de Juan Martín del Potro o Gabriela Sabatini, emblemas de una era dorada. Sin embargo, el presente ofrece señales alentadoras. En el circuito masculino, siete argentinos integran hoy el Top 100 del ranking ATP, con un promedio de edad que apenas supera los 24 años.
A ese dato se suma otro indicador revelador: las cinco mejores tenistas del país en el ranking femenino son menores de 25 años. En ese escenario de renovación y proyección, una pregunta surge con naturalidad: ¿quiénes son los juveniles nacionales a seguir de cerca en 2026?
Uno de los nombres que comienza a instalarse con fuerza es el de Lautaro Midón. El correntino, de 21 años, ocupa actualmente el puesto 232° del ranking mundial y protagonizó una temporada de progreso sostenido. Conquistó dos títulos M25 en Yerba Buena y Luján, disputó sus dos primeras finales a nivel Challenger en Santa Fe y Temuco —esta última sobre superficie dura— y escaló 162 posiciones, lo que lo posiciona en zona de clasificación para los Grand Slam. Además, fue distinguido con la Beca Galperín al Mérito, reservada al tenista argentino que más puntos sumó en torneos disputados en el país durante 2025.
Detrás suyo asoma una camada que en la temporada concluida semanas atrás dio sus primeros pasos y buscará consolidarse en el segundo escalón de la élite. Allí aparecen Luciano Ambrogi (2003, 434°), Juan Manuel La Serna (2004, 439°), Lucio Ratti (2004, 611°), quien conquistó su primer título profesional sobre cemento; Carlos Zárate (2005, 612°), que pasó de no figurar en el ranking a fines de 2024 a sumar victorias en el circuito Challenger; y Fernando Cavallo (2005, 893°).
Dentro de ese grupo emergente, la gran revelación fue Juan Estévez. El jugador de 25 de Mayo, de 20 años y 472° del mundo, logró revertir un inicio de temporada irregular y se consagró en cuatro torneos M15 —dos de ellos de manera consecutiva, en Lima y Santiago—. Cerró el año con un balance de 43 triunfos y 26 derrotas y avanzó 154 posiciones en el escalafón.

Otro apellido que despierta expectativa es el de Dante Pagani. El santafesino, de apenas 17 años, se distingue por la potencia de su drive y su servicio, además de un físico ya desarrollado para su edad. Durante 2025 se consolidó como uno de los juniors más destacados de la región y se ubicó entre los 30 mejores del mundo en la categoría Sub 18. Pese a haber disputado solo diez torneos profesionales desde 2023, ya celebró su primer título, obtenido a fines de noviembre en el M15 de Olavarría.
En esa misma línea aparece Máximo Zeitune, uno de los proyectos que viene madurando con constancia. Con 19 años (categoría 2006), revés a una mano y un físico que le permite sostener intensidad, dio este año un paso significativo al alcanzar su primera final profesional. Romeo Arcuschin y Valentín Garay, ambos de 18 años (2007), transitan una etapa clave de reinserción competitiva tras superar lesiones que interrumpieron su continuidad.
En el cuadro femenino, más allá de Luisina Giovannini (19 años) y Solana Sierra (21), ya consolidadas como realidades, emergen varios proyectos que buscarán dar un salto cualitativo o iniciar su camino profesional en 2026. Carla Markus, hija de Gabriel, tiene 19 años y se metió entre las 500 mejores del mundo tras una temporada en la que disputó torneos del circuito WTA y alcanzó dos finales y dos semifinales.

La camada 2008, integrada por jugadoras de 17 años, ofrece tres nombres seguidos desde hace tiempo y que tendrán su oportunidad: Candela Vázquez, ganadora de sus dos primeros títulos profesionales en la temporada pasada; Luna Cinalli, que en apenas cuatro torneos profesionales en 2025 alcanzó una semifinal, aunque priorizó el circuito junior, donde llegó a los cuartos de final de Roland Garros; y Sol Larraya Guidi, quien combinó su desarrollo entre el profesionalismo incipiente y el ámbito juvenil.
También empiezan a asomar Isabel Arabarco (2010), Ámbar Corbalán (2010), Emily Zornada (2009) y Mia Brayotta (2009). En la base del proceso se destaca Flor Mardones: la salteña viene de consagrarse campeona nacional Sub 16 pese a ser aún de segundo año en Sub 14 y ocupa actualmente el tercer puesto del ranking sudamericano. Matilda Werle completa el panorama formativo tras una temporada en la que se destacó tanto en el Sudamericano como en el Mundialito Sub 12.
Por último, en la categoría Sub 14, Argentina cuenta con un equipo altamente competitivo integrado por Rosario Jurado, becada para entrenar durante dos semanas en la Rafa Nadal Academy; María Luz Apas Ruíz y Camila Aguirre Ramos. En Sub 16, en tanto, habrá que seguir de cerca la evolución de Caira Vega Gudiño y Martina Piccolo.
Franco Squillari, director del Departamento de Desarrollo de la Asociación Argentina de Tenis, trazó una radiografía del presente de los proyectos nacionales: “Fue un año complejo en términos competitivos, con muchos jugadores atravesando su primera experiencia en torneos sudamericanos y con resultados que no siempre acompañaron, en un contexto en el que el nivel regional ha crecido de manera sostenida. Ya no es automático para Argentina acceder a los mundiales juveniles. Aun así, basta recorrer los torneos nacionales para dimensionar la calidad existente”.

“Nuestros jugadores maduran un poco más tarde, pero los proyectos están. Los nombres que hoy se encuentran en etapa de inserción son apuestas concretas a futuro, con potencial para aspirar, en algunos años, al Top 100. El techo dependerá de múltiples factores: los entornos que construyan, sus equipos de trabajo, la capacidad de escuchar y sus ambiciones. No es habitual encontrar tantos nombres con proyección en la región, y eso explica por qué Argentina sigue gozando de buena salud tenística”, remarcó el ex número 11 del ranking ATP.
A su vez, Squillari reconoció que, pese a tratarse de edades tempranas, las divisiones formativas ofrecen motivos para el optimismo: “Más abajo resulta difícil precisar, aunque hay proyectos muy sólidos, especialmente en las categorías Sub 14, donde Argentina cuenta con una camada realmente destacada, de cinco o seis jugadores de alto nivel, y también en Sub 12. En el caso de las mujeres, las proyecciones también son alentadoras”.



