A un año de la detención ilegal del gendarme argentino Nahuel Gallo en Venezuela, la familia del uniformado continúa sumida en la incertidumbre y el dolor, mientras el Gobierno intensifica sus reclamos en foros internacionales y la presión diplomática crece sobre el régimen de Nicolás Maduro.
La situación de Gallo, quien permanece privado de libertad sin garantías judiciales ni contacto con sus allegados, fue calificada por el embajador Carlos Cherniak ante el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) como un caso de “desaparición forzada y una violación flagrante del derecho internacional”.
El Gobierno, a través de su representación diplomática, denunció en reiteradas oportunidades la situación ante organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Corte Penal Internacional y el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Una vez más, Cherniak volvió a denunciar este miércoles la detención ilegal ante la OEA. De esta manera, Argentina solicitó medidas cautelares urgentes y coordinó múltiples esfuerzos diplomáticos para lograr la liberación de Gallo.

“Al cumplirse un año de la detención ilegal del ciudadano argentino Nahuel Gallo, el Gobierno de la República Argentina expresa su enérgico rechazo a este hecho injusto e incompatible con el derecho internacional”, afirmó Cherniak.
La historia de Gallo, de 34 años, se convirtió en símbolo de la política de rehenes implementada por el régimen venezolano. El gendarme fue arrestado el 8 de diciembre del año pasado y, desde entonces, permanece en condición técnica de desaparecido, acusado de delitos inexistentes como espionaje y supuesto terrorismo.
“La situación del cabo primero Nahuel Gallo, quien permanece detenido de manera ilegal, sin garantías judiciales ni acceso de sus familiares, constituye una detención arbitraria e injustificada por parte de las autoridades venezolanas”, agregó el embajador.

El caso de Gallo no es un hecho aislado. El régimen de Maduro utiliza a detenidos extranjeros como fichas de negociación para obtener concesiones políticas, levantar sanciones o forzar negociaciones. En centros clandestinos como Rodeo 1 y El Helicoide, controlados por el círculo de Diosdado Cabello y el denominado Cártel de los Soles, los rehenes sufren torturas, amenazas y traslados constantes.
“El Gobierno argentino seguirá acompañando a los familiares de Nahuel Gallo en esta aciaga circunstancia y no cesará en sus esfuerzos por su liberación y su pronta restitución a nuestro país. Y de los más de mil presos detenidos, que no se sabe dónde están, sean venezolanos o extranjeros, bajo el régimen dictatorial y represivo de Nicolás Maduro. Esta Navidad, Nahuel Gallo no podrá estar con su familia. Y muchos otros Nahuel tampoco podrán estar en Navidad con sus familias”, concluyó Cherniak.
En el último tramo de este año de cautiverio, la madre de Nahuel, Griselda Heredia, expresó su desesperación y agotamiento: “Estoy esperando el día que entre Trump y saque a ese monstruo que está ahí adentro. Estoy esperando que entre María Corina Machado. Yo sé que una vez que entre Corina, van a estar todos liberados. Pero, ¿cuándo va a pasar eso? ¿Cuándo?”, relató.
La familia, que perdió contacto con Gallo y desconoce su paradero exacto, se aferra a la fe y a la esperanza de una pronta liberación, mientras el hijo de Nahuel, Víctor, se prepara para cumplir tres años sin la presencia de su padre.
La pareja de Gallo, María Alexandra Gómez, debió huir de Venezuela junto al menor para resguardar su seguridad: “Todo es muy difícil. Sobre todo los primeros días de cada mes, cuando recuerdo a Nahuel haciendo las maletas. Nunca imaginé llegar a un año de esto. Hice todo lo posible por ayudar, pero nada resultó”.
Antes de su detención, Gallo vivía en Uspallata, Mendoza, donde se desempeñaba como gendarme y mantenía una relación cercana con su familia, especialmente con su hermana Daiana.
El aniversario de su arresto ilegal coincide con un contexto internacional tenso: Estados Unidos envió una flota de guerra y emitido un ultimátum a los jerarcas venezolanos, mientras el presidente argentino Javier Milei viajó a Oslo para acompañar a la líder opositora María Corina Machado, quien recibirá el Premio Nobel de la Paz en la clandestinidad.




