“Me quedé sin dinero y pedí un crédito de USD 60.000”: la historia desconocida de Pedro Cachin y una impactante confesión sobre su retiro

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Pedro Cachin celebrando su título en el ATP 250 de Gstaad, el mayor logro de su trayectoria en el circuito profesional (Crédito: Fabrice COFFRINI / AFP)

Semanas después de haberle puesto fin a su trayectoria profesional, Pedro Cachin decidió revelar detalles desconocidos de su historia y de la decisión de abandonar el circuito. Lo hizo en el newsletter de la Asociación Argentina de Tenis, donde publicó un texto cuyo título lo dice todo: “Por qué se apagó el deseo en el mejor momento de mi carrera”.

La confesión llega de parte de un jugador que supo alcanzar el puesto 48° del ranking ATP, ganar seis títulos Challenger, representar a la Selección Argentina de Tenis YPF en la Copa Davis y consagrarse campeón del ATP 250 de Gstaad, su mayor logro en el deporte.

Sin embargo, detrás de esos resultados convivía una historia emocional cargada de preguntas, tensiones internas y un quiebre que recién ahora el cordobés se anima a poner en palabras.

Desde el inicio, Cachin se permite mirar hacia atrás y enmarcar su relación con el tenis. “El deporte, como la vida, tiene muchas fases que transitamos a medida que crecemos. Entonces, aprendemos que nada se consigue sin trabajo y sin consistencia”, sugiere.

En su relato aparece un niño que descubrió la raqueta casi por accidente, durante unas vacaciones familiares en Monte Hermoso. Allí, entre juegos en la playa, “alguien me vio” golpear una paleta y les sugirió a sus padres que el chico tenía buenos gestos técnicos. Fue el origen de un vínculo que moldeó toda su vida, incluso más allá de la lógica familiar: “Nadie en mi familia había tocado jamás una raqueta”.

Su reflexión lo lleva a la importancia de tener una pasión que ordene el camino y dé sentido a los sacrificios cotidianos. “Así, desde niño, uno empieza a soñar con ser ‘alguien’ en el tenis”, escribe.

Ese sueño, alimentado por ídolos y finales imborrables como la de Roland Garros 2004 entre Coria y Gaudio, fue configurando la brújula de un chico que creció entre canchas de polvo de ladrillo y expectativas externas.

Cachin admite que perteneció a una generación a la que se le exigía “llegar” antes de los 20, y cómo esa idea cargó su recorrido de presiones ajenas: “A mí me tocó ‘llegar’ a los 27 años. Y estoy feliz de la manera en que lo conseguí porque, a lo largo de ese camino, pasaron cosas y aparecieron trabas”.

El argentino Pedro Cachin atravesó fracturas, dolores crónicos y torneos jugados al límite para cumplir su sueño de meterse en el Top 50 del ranking mundial(Crédito: REUTERS/Ana Beltran)

Su carrera fue un largo ejercicio de resistencia: fracturas, temporadas completas lesionado, torneos jugados con dolor, viajes interminables y un momento crítico a finales de 2018, cuando se quedó sin dinero para seguir compitiendo.

Cachin lo recuerda sin dramatismo, pero con crudeza: “Me quedé sin dinero para continuar con mi carrera profesional. Pedí un crédito de 60.000 dólares, sabiendo que iba a tener que devolver el doble”.

Lo que vino después fue un renacer inesperado. Con objetivos escritos a mano, inició 2021 disputando un M15 en Turquía como número 370° del ranking. Su meta era ingresar a la qualy del Abierto de Australia 2022. Lo logró. Y a partir de ahí su vida cambió.

Pedro Cachin alcanzó su mejor ranking en 2023, pocos meses después de confesar que había pedido “un crédito de 60.000 dólares” para seguir compitiendo

Ese año fue, tal vez, el mejor de su carrera: “En poco más de cinco meses gané 4 títulos Challenger, pasé la qualy -y una ronda más- de Roland Garros y jugué tercera ronda del US Open. Me metí top 100 por primera vez en mi carrera”, evoca.

Lo sorprendente es que todo ese ascenso lo hizo lesionado: una sindesmosis lo obligaba a dormir conectado a magnetoterapia y a lidiar con un dolor permanente. “No sé cómo, pero tirado de una voluntad superior, logré ahuyentar el sufrimiento de mi cabeza”, confiesa.

La coronación llegó en 2023 con la convocatoria a la Copa Davis (“Me convertí en el jugador N° 87 en la historia de la Selección Argentina”, menciona) y el título del ATP 250 de Gstaad, el más importante de su vida.

Era, en la superficie, el momento ideal. Pero en silencio empezaba a gestarse algo que él mismo define como una paradoja emocional. “El haber dedicado más de 20 años a un deporte con forma de trabajo, y conseguir el sueño de ser top 50 del mundo, fue un ‘alivio’ tan intenso que nunca más quise luchar para ir por ello una vez más”.

Llegar a la cima significó, para Cachin, quedarse sin combustible. “En el mejor año de mi carrera, eso que tanto había deseado disparó un efecto rebote que me consumió las ganas imprescindibles para entrenar a diario”, explicó.

En el cierre, el cordobés le habla a cualquiera que alguna vez se aferró a una meta: “Por más delirante y lejano que parezca un sueño, no dejes nunca de luchar y trabajar por alcanzarlo. Si lo hacés, tu cabeza dormirá tranquila independientemente del resultado”.

Y concluye con una frase que resume su vida entera: “Aposté a ganador y tuve mi recompensa. Luché por mis sueños y los vi convertirse en realidad”.

A los 30 años, Pedro Cachin elige contar su historia con el alivio de quien ya no debe demostrar nada. Eso es lo que siente. En su ley, el tenis es como la vida: no solo se trata de llegar, sino de saber cuándo soltar.

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