Independiente vuelve a su estadio tras los incidentes: las preocupantes internas de la barra y un operativo especial

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Independiente vuelve a jugar en su estadio tras la suspensión debida a los incidentes frente a la U de Chile (Foto REUTERS/Facundo Morales)

Esta tarde, Independiente volverá al Libertadores de América tras los tremendos incidentes que suspendieron el partido contra Universidad de Chile por la Copa Sudamericana. Pero los que no podrán volver son la primera y segunda línea de la barra brava oficial: entre los que ya tenían derecho de admisión y los 41 que se sumaron tras aquella noche fatal, la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide) descabezó a toda la cúpula de Los Dueños de Avellaneda, o por lo pronto su presencia en el estadio. Pero al mismo tiempo como la popular Sur estará inhabilitad tanto en su bandeja inferior como la superior, que habitualmente reciben a otros grupos de barras, y como el río está revuelto y hay muchos pescadores tratando de obtener su ganancia, se montó un operativo con más de 700 efectivos entre los que aporta la Policía Bonaerense y los hombres de seguridad privada. Y está bien: esta semana hubo demasiados movimientos subterráneos en el mundo de los violentos rojos para ver cómo se adueñan de un lugar que nadie está dispuesto a ceder.

La lupa está puesta primero sobre la barra oficial. Si bien sus líderes, Juan Ignacio Lencziki y Mario Nadalich no podrán ingresar, tienen un ejército de 200 hombres que estarán desde temprano en la popular Norte, dispuestos a defender el sitio que ocupan hace ya ocho años. Hubo reuniones en un club de Barracas y en otro de Berazategui donde se armó la estrategia. Quienes se encargarán de recibir desde afuera las indicaciones y ordenar a los barras adentro serán los responsables de los bombos y las banderas. Aún cuando Luquitas, el que maneja esa parte, también tiene derecho de admisión. Por eso designaron a un barra llamado Pablo, con ascendencia entre los “músicos” y los traperos del Rojo, para marcar la cancha. Según pudo saber Infobae, dejarán de entrada un hueco en la popular como para marcar que ese es territorio de los que tienen admisión y que nadie podrá discutirles ese lugar hasta que se resuelvan sus situaciones. En principio a Lencziki se le había vencido la prohibición de concurrencia que le había impuesto la Aprevide diez días atrás (de hecho, no pudo estar en el partido contra la U) pero el Ministerio de Seguridad Nacional a través del director de seguridad en eventos deportivos, Franco Berlín, decidió extendérselo indefinidamente. Nadalich, como otros 40 de primerísima línea, tienen admisión en forma preventiva hasta que la Justicia determine sus situaciones legales por lo sucedido en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana. Pero hasta donde averiguó este medio, mínimo hasta 2026 no volverán a pisar un estadio.

Dos tribunas del estadio no podrán ser utilizadas (Infobae)

Dada esta situación se pensó que podían coronar a Héctor Martínez, alias Caniche, un ex hombre clave en la época de Bebote que abandonó a éste para sumarse a la oficial pero tampoco podrá ingresar. Algunos suponían que la dupla que gobierna la popular podría hacer regresar a Dani, un corpulento hombre muy parecido a Lencziki que estuvo con ellos durante cinco largos años pero que ya hace una temporada que quedó apartado. Tampoco viene por ahí. Y otros creían que les podían dar más poder al grupo de Berazategui, cuyo referente es un barra de los 90 llamado El Viejo de Bera, pero como dicen en su jerga, “no quieren hacer crecer a los enanos”, metáfora poco feliz para hablar de no alimentar a un sector que quiera después ir por todo. Así, decidieron que quienes guardan las banderas y los bombos, aunque no puedan ingresar el cotillón por la prohibición del Aprevide, sean los que ordenen la popular.

Claro que al estar inhabilitada la cabecera Sur la cuestión se complica. Porque a la zona baja de la Pavoni concurren mayoritariamente un grupo de barras que siempre se referenció con César Rodríguez, alias Loquillo, y que tiene en el barrio 4 de Junio que está en la cercanía del shopping Alto Avellaneda su núcleo de poder. Esta facción hoy trabaja como un apéndice de la oficial y ya hay acuerdo para que sus miembros estén durante los próximos dos partidos de local en la Norte. Hubo algunos resquemores porque la historia marca que en alguna oportunidad quisieron tomar directamente la barra, pero tanto por indicaciones de la dirigencia del club como de la Policía les quedó claro que no les conviene rebelarse ante los líderes que manejarán todo desde afuera.

El tema es qué ocurrirá con la disidente que ocupa generalmente la Sur alta. Allí va el grupo que tiene por líderes a los hermanos David y Emanuel Escubilla, conocidos como Los Cañas. Y si bien también la primera línea de esta facción tiene derecho de admisión, estaban ingresando varios que habían quedado fuera de esa prohibición. A ninguno de ellos la dirigencia, por lo menos hasta las últimas horas del viernes, les habían habilitado el bono para estar en el partido contra Banfield. Nadie quiere un problema en un estadio que ya la Aprevide viene mirando de reojo hace rato.

Mario Nadalich y Juan Ignacio Lencziki

En el medio muchos otros que están fuera hace rato empezaron a moverse para regresar. Los reflectores se posaron sobre todo en un barra de la zona de Dock Sud llamado Matías Mendoza pero mucho más conocido como Mate Cocido con prontuario de cancha importante. Fue a conseguir apoyo de grupos de diferentes barrios hasta que la Policía le hizo una visita para que se tranquilizara. Habrá que ver si surtió efecto. También corrió el rumor de que Pablo Alvarez, alias Bebote, pensó que se abría una puerta para su retorno y mandó a tantear el terreno a dos viejos laderos, Alejandro Caiño, alias Terremoto, y Eduardo D’Aquila, alias Pachi. Pero sus plegarias no fueron atendidas. Y un último grupo del barrio Pepsi de Florencio Varela, histórico de la barra Roja cuyo hombre más conocido siempre fue Carlos Zambrana, alias Carlín, pidió audiencia en la Municipalidad para presentarse como garantes de paz a cambio de los favores de cancha. Y no obtuvieron nada.

Con esta situación da la sensación que el club optó por no hacer olas y mantener a Los Dueños de Avellaneda como ocupantes de la popular aunque con presencia acotada a un minúsculo grupo de segunda línea que zafó de la limpieza que hizo la Aprevide más barras jóvenes que no tienen prohibición. Y se le comunicó al hincha común que concurra con bastante antelación porque habrá un cacheo intenso y un fuerte control de carnets, documentos de identidad y teléfonos inteligentes para ejecutar el derecho de admisión y que la jornada sea en paz, algo que desvela a todos tras el infierno vivido en el Libertadores de América.

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