Antes de Lali Espósito, la China Suárez, Flor Bertotti, Emilia Attias, Mora Bianchi y tantas mujeres más que terminaron volviéndose referentes de muchas chicas, había una ídola indiscutida dentro del universo Cris Morena: Camila Bordonaba.
Sus primeros pasos en la televisión los dio con tan solo tres años, a los 15 era una megaestrella reconocida en muchos países del mundo y a los 26 decidió dejar el éxito, la televisión y la vida pública para dedicarse a proyectos artísticos independientes, sorprendiendo por completo a todos sus fanáticos y generando toda una mística alrededor de su figura.
Esta semana, casi 15 años después de su distanciamiento de los medios, causó euforia en las redes sociales cuando volvió a aparecer públicamente para anunciar que se une al regreso de la recordada banda Erreway, junto a dos de sus excompañeros de la tira adolescente Rebelde Way, Felipe Colombo y Benjamín Rojas.
Una chiquitita con potencia
Camila nació en El Palomar, en el oeste del Gran Buenos Aires. Su papá Juan Carlos, almacenero de profesión, y su mamá Nora, podóloga, vieron desde un comienzo la veta artística que tenía la menor de sus tres hijos. En 1987, a los 3 años, pisó por primera vez un estudio de televisión; lo hizo junto a su hermana mayor, Melina, en el programa Cantaniños.
Sin embargo fue en 1996, cuando ingresó a Chiquititas, que su vida cambió para siempre. Promediando el final de la segunda temporada de la telenovela, que contaba la vida de un grupo de chicos huérfanos del Hogar Rincón de Luz, aparecía Pato, el personaje con el que muchos conocieron a Camila. Pato era una niña que vivía en la calle, en San Clemente del Tuyú; durante un viaje a la ciudad costera, Facundo (Fernán Mirás), se encuentra con ella y termina llevándola a vivir al hogar comandado por Belén (Romina Yan). En 1997, para la tercera temporada, Camila se había convertido en un miembro estable del elenco.
En 1999, cuando Cris Morena decidió renovar la historia de Chiquititas y cambiar a la mayor parte del elenco, Bordonaba fue una de las pocas elegidas para continuar. Dejando atrás a la tan querida Pato, se puso en la piel de Camila, usando su nombre personal en la ficción. Su carrera continuó con tres temporadas más de la telenovela infantil, sus respectivas temporadas de teatro en Calle Corrientes -en donde llenaban el Gran Rex hasta tres veces por día con un récord de 9000 espectadores por jornada- y una película que coronaba la historia. Junto con Nadia DiCello, Bordonaba fue una de las chicas que más temporadas estuvo en el éxito infantil.
Una verdadera rebelde
Con 17 años y el final de Chiquititas anunciado, Camila recibió una nueva propuesta de parte de Cris Morena. Dejando atrás el mundo infantil, en 2002 pasó a protagonizar Rebelde Way junto a Luisana Lopilato, Felipe Colombo y Benjamín Rojas. “Cami es la verdadera rebelde”, aseguraban todos puertas para adentro. Su personaje, Marizza Pia Spirito, era de los más queridos y celebrados por los adolescentes de aquella época.
De la novela nació la banda Erreway, con la que los cuatro jóvenes actores comenzaron a tener una vida muy agitada entre la actuación, la banda musical y las giras por todo el mundo, con shows por Latinoamérica, Israel y Europa.
Fueron dos temporadas de rebeldía en una serie que rompía los límites, tratando en televisión abierta y en un horario familiar algunos temas que eran tabú, como el sexo adolescente, la anorexia, las drogas y otros problemas típicos de los adolescentes. Además de dos temporadas, la serie tuvo una película.
Floricienta y algunas apuestas en televisión
Cuando terminó Rebelde Way, Camila siguió actuando en otros éxitos televisivos. En 2004, mientras seguía de gira con Erreway, hizo una participación en Floricienta, en donde interpretaba a la villana Paloma. En 2005 protagonizó junto a Gustavo Bermúdez El Patrón de la Vereda, la ficción de América TV con la que dio el salto hacia la heroína de telenovelas.
Formó parte de los elencos de Gladiadores de Pompeya, Son de Fierro, Atracción x4 y la película Penumbra, mientras continuaba haciendo giras musicales con la banda nacida en Rebelde Way y sacando algunos temas con “La Miss Tijuana”, un grupo que formó junto a Felipe Colombo y Willy Lorenzo. En el medio, también se asoció con una amiga para abrir Arcoyra, un espacio cultural en el barrio porteño de San Cristóbal.
Una vida alejada de las cámaras
Fue en 2009, cuando viajó a Bahía Blanca para participar de un festival artístico, que su vida dio un giro de 180 grados. “Llegué a Bahía en 2009 para participar de un festival en El Peladero, invitada por Patricia, la propietaria del lugar. Organizamos el festival juntas y no me fui más de acá. Vendí el auto, mi parte del espacio teatral que tenía en Buenos Aires y con la plata compramos a Teodoro, un camión 608 con el que viajamos hasta Salta con la idea de conectar espacios artísticos independientes”, contó tiempo atrás en una radio de Bahía Blanca, ciudad que fue su casa durante algunos años. Así, en 2010, tras doce años trabajando sin parar, decidió dejar la vida pública y alejarse de los medios por completo.
Las pocas notas que dio desde su cambio de vida fueron siempre en grupo, decidida a no hablar de su pasado. “Mi viejo es almacenero, mi mamá, podóloga. Siempre tuve a ellos de reflejo. Me harté de eso cuando empecé a laburar en televisión y más cuando tuve conciencia de lo que estaba comunicando”, aseguraba.
Después de su paso por Bahía Blanca, Camila se mudó a la Patagonia. “Se alejó, siempre ha sido muy especial, siempre ha tenido ese tipo de conexión, esa visión de la vida y finalmente encontró por dónde canalizarlo. Ella está feliz”, contó su amigo, Felipe Colombo, hace un tiempo durante una entrevista. “Ella no tiene Instagram, trabaja con un grupo de artistas circenses en su mayoría, pero además tiene una productora en la que con otra compañera ayudan a muchos artistas a que lleven a cabo sus proyectos hacia un video o un disco”.
Las pocas veces que aparecía una foto de ella, las redes sociales explotaban en euforia. A pesar de los años, la gente no se olvidaba de su persona ni de sus personajes, y la intriga por saber qué era de su vida era una constante, tanto para la gente como para los medios. Por eso, estos últimos días, cuando se supo que vuelve a Erreway, todos los que crecieron viéndola en la pantalla chica no pudieron contener la emoción de saber que, por fin, Camila volverá a ser parte de la vida de todos como lo fue durante tantos años.